martes, 10 de enero de 2012

"En el último cuarto de la torre más alta"

"En el último cuarto de la torre más alta"... típica frase con la que empiezan los cuentos de hadas sobre princesas esperando ser rescatadas por su príncipe azul. Esos cuentos que de pequeñas nos llenan la cabeza con sueños sobre amor verdadero, hermosas princesas en peligro rescatadas por el guapo príncipe azul, hadas madrinas y sobre todo, un final en el que viviremos felices para siempre. Sueños que en la vida real se ven destruidos, aveces, de forma muy dolorosa.

No es que esté en contra de llenarnos la cabeza con esos cuentos, ya que, toda niña necesita una ilusión sobre cómo será su vida en el futuro y lo que quiere llegar a ser, pero, en esos cuentos, también deberían decir que el amor no dura para siempre, que aveces uno sale lastimado, que no todas las historias terminan en un "Vivieron felices para siempre" y que, el que tú te enamores de alguien no quiere decir que esa persona también se enamorará de ti.

Aveces, nos toca sufrir, nos toca enamorarnos de alguien que no siente lo mismo por nosotros, nos toca vivir la historia sin un final feliz y lo único que nos queda después de eso es un corazón roto que, al paso del tiempo, forma una coraza a su alrededor para no volver a salir lastimado y es entonces cuando nos subimos al último cuarto de la torre más alta a esperar. 

Esperar a que llegue alguien con un cincel para romper con paciencia la coraza de piedra que uno sólo creo a su alrededor, con pegamento para unir los pedazos de tu corazón roto, con aguja e hilo para coser las heridas aún abiertas y analgésicos para adormecer hasta mitigar el dolor que aún lastima al corazón. 

Al final, alguien nuevo llegará a nuestra vida y nos hará sentir de nuevo esperanza a encontrar ése "Y vivieron felices para siempre", pues, está en la naturaleza de cualquier mujer siempre creer que encontrará al indicado para conseguir su final feliz, únicamente debemos esperar en el último cuarto de la torre más alta.

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